miércoles, 11 de junio de 2014

Diablos II

Ayer Carlota no pudo venir a la jam de Diablos Azules, así que me permití el lujo de escribir dos poemas.

No seré yo quien mate la última hormiga


Tuve miedo de agarrarte la mano
y te atreviste a mirarme a los ojos.
Escribimos cuentos entre tus lunares.
Echamos de comer a los miedos.
Me cantaste un blues en las bragas
y acariciaste los escombros de mis alas.

Pero tu boca prefirió su cuerpo,
tus ojos prefirieron bañarse en su pelo.
Construiste un nuevo hormiguero en otro agujero.

Intenté exterminar a toda la colonia que formaste con ella.
Estuve a punto,
lo juro:
agarré el fumigador y lo metí en el hueco de vuestra casa.
Pero no seré yo quien mate la última hormiga.

Sara


Aparecen ante mis ojos
en mis hojas.
Todas en fila india
una dos tres
Pequeñas manchas negras
sobre un folio en blanco.
Siguen y siguen caminando
como si no tuviesen otra cosa que hacer.
Continúan camino a su destino:
un agujero negro hacia el subsuelo.
Llevan a sus espaldas miles de pedradas
más pesadas que sus cuerpos.
Hormigas como palabras
Todas en cascada
como en
este poema.
No seré yo quien mate la última hormiga,
que sigan andando las palabras,
que no se muera
la poesía.

Sara

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